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lunes, 25 de abril de 2011

Carta de Juan Cirerol sobre la creatividad en la escritura dirigida a los alumnos del taller de creatividad de la Universidad Mesoamericana


Gracias al beisbol, Juan Cirerol toca la guitarra, le canta a las cholas bonitas y se la pasa los días pisteando con puro perico del bueno. El chiquillo jugaba todos los sábados el llamado “rey de los deportes”, era tercera base de Los Cachanillas hasta que en una barrida le tronó su pierna derecha al intentar un robo de la segunda base. Su pie se atoró en la arcilla y mordió el polvo. Lloró sin parar y se alejó para siempre del diamante, una de sus grandes pasiones. Nunca imaginó que en la guitarra tendría un extra inning en su vida.
A sus 13 años y tumbado en la cama, comenzó a raspar las cuerdas de una vieja guitarra que estaba arrumbada y sin dueño. A su corta edad, Juan estaba consciente de que algo terrible le pasaba: no le gustaba la escuela, en Mexicali no había mucho qué hacer y se sentía muy solo tras la inesperada muerte de su padre. Su ausencia sepultó todo, se sintió fuera de lugar y sus noches agonizaban sin alivio. Tenía pesadillas. Pensaba que si cerraba los ojos con todas sus fuerzas y recordaba a su papá por unos minutos, aparecería debajo de la cama.
En ese tiempo, el maleficio extraviaba los caminos. A pesar de todo, en su etapa de secundaria, Juan se la pasó muy bien porque no sabía lo que hacía, se ponía muy “pirata”, tomaba caguamas aprovechando que su madre no le ponía tanta atención. Era todo un libertino, hasta que entró la mano firme de su abuelo, quien fue su principal influencia musical. El viejo de Guasave, Sinaloa, fue bracero y coleccionaba discos de música norteña y country. Escuchaban horas y horas aquellos acetatos de 12 pulgadas en una elegante consola Phillips.
El autor de anarco corridos, vive en un barrio tan tranquilo que se escucha por las tardes el sonido del viento. Frente a su casa hay una tienda de abarrotes y a lado un kínder. Dice que en Chicali (Mexicali) hay muchos antros y es una rancho ciudad donde no pasa nada extraordinario, salvo el sol quemante. A dos cuadras de distancia, se encuentra la morada de su abuelo, su mamá vive con su nuevo esposo y él es feliz compartiendo el hogar con sus sobrinos y su hermana.
Juan tenía 16 años cuando renunció a la prepa y formó su primera banda. Tocaba rock pero sintió una falta de identidad y decidió quitarle distorsión a las guitarras y cantar en español. Junto con el baterista Martín del Prado, determinaron tocar música norteña y comenzaron a sacar rolas y rolas con sus guitarras acústicas de Miguel y Miguel, Ramón Ayala y Chalino Sánchez. Hojeó sus libretas y recuperó algunos poemas que había dedicado a sus amores platónicos de la escuela, rescató frases de cosas y situaciones que le molestaban y poco a poco desarrolló el sentido de las palabras.
Dice que el primer libro que leyó fue uno de pasta roja que se llamaba “Manual de cómo hablar correctamente”, tal vez por eso llegó al tono de sus canciones. En “Vida de perro”, escuchamos una voz aguardentosa y temeraria: Cuando anduve como perro/de mí todos se burlaban/me daba un chingo de agüite/que todos me pisotearan/hasta que un día me humillaron/se comieron sus palabras… Ahora la suerte está de mi lado/les recuerdo a los ojetes/que se portaron bien gacho/ahora me dicen/que se le ofrece mi hermano…

Las canciones de Juan Cirerol son una mezcla del country de Johnny Cash y música norteña de Los Alegres de Terán; una fusión del folk de Bob Dylan y ciertos toques de punk. Su disco debut “Ofrenda al Mictlán”, tiene un sonido auténtico, poderoso, quizá por su producción sencilla y grasosa.
Sus canciones son retadoras y están llenas de sarcasmo que provocan carcajadas interminables, otras rolas son nostálgicas y amorosas, unas más invitan al baile y a chupar caguamas. Pareciera que Juan le sigue cantando a esa morra que se fue pero que sigue rondando en su mente. En “Trucha porque no hay tiempo”, Juan canta doloroso: Recuerdo otra vez/hablando con papel/buscando una razón perfecta/para volverte a ver
   
La creatividad en la escritura por Juan Cirerol:

Como se dice popularmente, las reglas de la poesia se hicieron para romperse. En tiempos modernos esto ya se ha convertido ironicamente en una ‘’ regla’’ mas de la poesia por asi decirlo, y por consiguiente yo la desecho. El punto, en este caso, el romper las reglas no seria extrictamente un requisito para ser creativo.


El echo del ser o no ser creativo o del pensar que existe un metodo detallado para serlo,  en mi opinion es completamente nulo. Pero, suponiendo que existiera un metodo para crear,  yo lo explicaria con estas sencillas frases:

‘’No comas demasiado rapido, mira tu comida y platica con ella’’.

‘’ La creatividad no es un arte, vivir lo es’’.

‘’ Nuestra conciencia siempre nos dira que hay que preferir primero las ventajas ‘’.

‘’Hay formas estupidas de utilizar la inteligencia’’.

‘’ La inteligencia de un autodidacta siempre se basa en que tan consiente  es de saberse un ignorante’’.

‘’ No le des mucho tiempo al destino’’.

‘’ Recoge tus maletas y vete de donde estas’’.

‘’Cuando alcanzes el ‘’ exito’’ ¡ entonces precupate!, ¡te encontraras con otros fracasados!’’.

‘’ Olvida que existe el escritor dentro de ti ‘’.

‘’ Las tortas de carne siempre saben mejor si le metes un taco adentro’’.

‘’ Quiero pensar que esta carta no la esta leyendo nadie’’.

‘’ De la forma mas tranquila, digo que me gusta mas estar del lado opuesto al opuesto’’.

Asi pues, creo explicarme de la forma ideal del como ‘’ crear’’  de forma libre y despreocupada; singnifica el explotar al maximo la facultad de plasmar las ideas primarias  y no substituir esa pureza con las ideas de las ideas. Se trata de mantener libre el pensamiento de aquel ‘’ otro yo’’ que insiste en que hay que pensar demasiado la idea o el proyecto. Se trata de confiar en el augurio;  de practicar mas la espontaneidad, al contrario del volverse un   ‘’ purista’’, ¿ y por que ?; por que no existe mucho tiempo para crear; todo se destruye mas rapido de lo que se crea.

Al terminar estas sencillas frases queridos compañeros, yo finalizaria afirmandoles que a final de cuentas,  temas como este siempre terminan siendo meramente abstractos y que  dentro de la abstraccion, creo yo, se encuentra la razon ‘’ verdadera’’ de nuestros actos artisticos. al final,  todo termina dando un giro  de 180 grados y regresa a donde se quedo, por ejemplo: Al principio de esta carta.

Sin mas por el momento me despido, esperando que, ¡no tomen en cuenta nada de lo que les eh dicho y sigan escribiendo!.

Amor y paz.

Juan Cirerol

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