Un día estaban peleando una víbora nauyaca y una mazacuata. De esta pelea salió triunfante la nauyaca ("la cuatro narices"), quien muy orgullosa decía que era más poderosa que nadie. Su voz fue escuchada por el señor luna, quien le dijo que su poder no podía compararse con el de él. Pero la víbora insistió en ser más poderosa que nadie. El señor luna apostó que la nauyaca no aguantaría siete días sin comer alimentos. La víbora aceptó la apuesta. Así, pasaron tres días y la víbora tenía mucha hambre. Al día siguiente, o sea, al cuarto día, se acercó un sapo y la víbora, de inmediato, se lo tragó. Entonces, bajó el señor luna y le dijo:
-Ya ves, por compararte conmigo perdiste; te has condenado y convertido en mi enenmigo por no haberte aguantado los siete días.
Y la condenó a que siempre trajera la bola que se le había hecho en el estómago al comerse el sapo. Pero eso no fue todo el castigo: el señor luna pidió al sol que trabajara con él en el castigo, y el sol, con mucho gusto, le regaló un rayo de luz. A las siete de la tarde, hora en que el sol casi se oculta y la luna apenas se vislumbra, el señor luna envió poderes a través del rayo de sol, que dirigió a una semilla de altamis. A ésta la proveyeron de un poder para salvar a la gente que fuera atacada por la nauyaca y de esa manera, la víbora dejaría de ser tan peligrosa.
El sol y la luna siempre vigilan la tierra y protegen a los hombres: uno en el día y otro en la noche. Desde entonces, a las siete de la tarde, hora en que sale la luna, las víboras se ocultan y no salen en toda la noche.
ESTUBO MUY COOL LA HISTORIA
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EliminarEs enemigo no enenmigo😒😂😎
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